Investigacion

¿Qué lugar para lo masculino hoy?

En las últimas décadas hemos presenciado un auge de los feminismos, un incremento de las denuncias hacia el machismo y el patriarcado, y las mujeres comenzaron a ocuparon un lugar preponderante en el discurso social. Esto, evidentemente, produce cambios en la sociedad; se suele decir que los hombres se vieron compelidos a “deconstruirse”, en particular en todo lo relativo al lazo con las mujeres y la sexualidad. A muchos se les dificulta re ubicarse en el discurso actual. Al parecer se trataría de abandonar las investiduras masculinas de otras épocas.

Cada época tiene sus ideales, el ideal del hombre fuerte que sale a trabajar, que cuida a la mujer y a los hijos, esta cuestionado desde el momento en que ella adquiere derechos, sale a trabajar y participa en la vida social. Un ideal que no desapareció pero está en caída y hace tambalear los semblantes con los que podrían identificarse los varones. El derecho a elegir cómo quiere vivir la vida cada uno, es un gran logro pero a veces también tiene su costo, la desorientación.

Hoy, muchos hombres se preguntan si está bien mostrar un signo de su deseo hacia una mujer, ¿o eso será sancionado como signo de acoso sexual? ¿A caso los hombres tendrán que feminizarse para no ser rechazados? No lo creemos, al contrario, replantearnos qué es lo masculino, qué es lo viril, puede orientar el asunto.

En cuestión de amor los hombres y las mujeres suelen ser muy distintos. Para ellos las palabras de amor pueden no ser lo más importante, por eso es habitual escuchar a las mujeres quejarse de su falta de comunicación, de diálogo. Es fuente de discusiones su necesidad de estar solos o con sus cosas, dejando a la pareja de lado, esto no siempre significa falta de amor, sino que se manejan con otra lógica, distinta de lo femenino, que apunta a lo mismo, a lo repetitivo. Esto no lo hace ni mejor ni peor, es distinto.

¿Qué es lo propio del hombre en la relación con las mujeres? El psicoanalista argentino, Marcelo Barros, afirma que asumir la posición viril es sostener el deseo hacia una mujer en tanto tal, y sobre todo no huir ante el deseo de ella. De qué modo se sostiene el deseo hacia una mujer, para eso no hay recetas, cada uno tendrá que ver cómo se las arregla. Pero lo cierto es que nada tiene que ver con el abuso, la agresión, la violencia, el maltrato. De hecho estos no son más que signos de intolerancia y de impotencia.